Rutas de la sabiduría comunitaria y concejil.
Caminos del buen gobierno y de la buena vecindad
LLEDÍAS (Llanes)
La Casa Concejo
43.41632, -4.86178
La Casa Concejo de Lledías tiene sus puertas abiertas a todo el mundo. Es por eso que no es extraño encontrarse en su interior actividades vecinales, fiestas, y en los días importantes, reuniones de concejo en las que los vecinos y vecinas toman las decisiones más relevantes para el pueblo.
Juntarse para organizar la vida en común es una tradición muy arraigada en Lledías. Antiguamente la participación en los concejos era una obligación moral ineludible. Tal y como nos cuentan Loli del Valle y Miguel Ángel Alonso, el apoyo mutuo y el trabajo en común eran algo cotidiano.
Durante algunos años, en Lledías se perdió esta tradición de reunión en concejo. Fue a raíz de la necesidad de hacer frente a un Plan Urbanístico que los vecinos y vecinas volvieron a sentir la necesidad de recuperar el concejo. Así, lo que empezó como una movilización vecinal, terminó en la revitalización de la vida comunal de Lledías. Hoy nos explican con satisfacción que cualquier iniciativa o reunión en concejo cuenta con una participación muy alta, incorporando también a los nuevos vecinos del pueblo.
La castañal
43.41619, -4.86194
Este castaño es y ha sido durante años un testigo privilegiado de los avatares del pueblo de Lledías. Antiguamente, cuando aún no existía la Casa Concejo, los vecinos se reunían alrededor del árbol para “aconceyar” y tomar las decisiones importantes para la comunidad. Incluso llegó a sostener la campana de avisos mientras se reconstruía el campanario.
Recientemente los vecinos han decidido apuntalar la castañal, ya muy envejecida, descubriéndose como un símbolo del empeño del pueblo de Lledías en mantener su “buen gobierno y su buena vecindad”.
El espacio delimitado por la castañal, la ermita, la Casa Concejo y la fuente continúa siendo aún el centro de reunión de los vecinos y muchos lo califican como el comunal más importante de Lledías.
La traída del agua, el asfaltado y la plaza
43.41617, -4.86211
Estiman los vecinos de Lledías que la traída de agua se hizo hace unos 110 años. Como todas aquellas obras importantes para el pueblo se decidió tras un toque de campana: la llamada a concejo. Comenzaron buscando el manantial del que abastecer al pueblo y aunque el trabajo más especializado lo realizaron varios vecinos conocedores de este tipo de infraestructuras, todas las personas colaboraron dentro de sus posibilidades: haciendo transportes en carro, sacando la tierra en cestos para cavar la zanja, etc. Entre todos construyeron más de dos kilómetros de tubería. Pedro Argüelles recuerda que su abuelo ejercía de “ingeniero jefe” de la obra, pues era herrero de profesión y tenía más conocimientos para construir la tubería.
No solo su construcción corrió a cargo de los vecinos de Lledías. Pedro nos cuenta que hace unos 60 años se picó la tubería y todos los vecinos, él incluido, se pusieron manos a la obra a levantar tierra para arreglarlo.
También en una reunión a concejo se acordó realizar el asfaltado de los caminos: un primer tramo de entrada a Lledías. Viendo lo ventajoso de contar con estas carreteras un vecino solicitó que se continuase el asfaltado hasta su casa, y después de él otro vecino y otro… así hasta que prácticamente la totalidad del pueblo contaba con caminos asfaltados.
El lugar que ocupan hoy en día la plaza y la fuente de Lledías antiguamente era un barrizal al que adentrarse con botas de agua. Pedro recuerda tener 18 ó 20 años cuando acordaron en concejo realizar los muros y el empedrado. Esto no solo facilitó el día a día de los vecinos de Lledías, si no que les concedió un lugar en el que realizar las fiestas y celebraciones comunes.
Todos estos ejemplos son una muestra de la importancia de las reuniones de concejo para mantener “el buen gobierno y la buena vecindad”. Pedro Argüelles insiste en la necesidad de hablar, juntarse y convivir entre los vecinos de los pueblos para asegurarse un futuro.
Patrimonio inmaterial
43.41605, -4.86212
El pericote es uno de los bailes tradicionales más representativos del Oriente de Asturias y como tal el grupo de baile de Lledías lo representa allá donde va. Hace unos años los vecinos encontraron un documento con una antigua coplilla. Resultó ser una versión del pericote original de Lledías: el pericote zurro. Como bien nos transmite Jessica este descubrimiento se ha convertido en motivo de orgullo para todos los bailadores y bailadoras.
La plaza empedrada que preside la fuente de Lledías es conocida por sus habitantes como “La capilla”. Mélani nos explica que aquí es donde ensayan y celebran las folixas, los mercados, las celebraciones… Y aunque parezca extraño el grupo de baile se lleva esta fuente con él allá donde va. Desde pequeños aprenden los pasos del pericote tomando como referencia esta fuente, así que cuando salen a bailar a otros lugares deciden juntos dónde va a estar la fuente y se la imaginan para no perderse en sus pasos.
Conservar la tradición del baile entre generaciones es uno de los esfuerzos de los habitantes de Lledías por mantener su patrimonio inmaterial. Acorán insiste en que no solo se trata de transmitir una danza, si no también los momentos de vecindad que suceden alrededor de ella: “Juntarse para no perder las tradiciones, ni las amistades”
Terrenos comunales, erías y caleros
43.41549, -4.86059
Las erías son campas abiertas, no delimitadas con cierres, que se suelen utilizar para cultivo o pasto. En Lledías las erías de Texera y Moñite son un ejemplo de la organización de estos espacios comunales y una demostración de la importancia de los acuerdos concejiles en el día a día de sus habitantes.
Aunque los vecinos y vecinas disponían de ciertas parcelas para uso particular en el interior de estos terrenos, estaba estipulado que en determinadas épocas debían dejar el paso libre para que el ganado pudiera moverse libremente por la ería. Como explica Santiago Calleja estos acuerdos de concejo contemplaban las compensaciones por daños en parcelas colindantes, los usos permitidos según las épocas del año, etc.
Para Santi este conjunto de reglas recogidas en los libros de concejo son profundamente útiles, no solo para conocer la forma en la que antiguamente vivían las familias campesinas de Lledías, sino como una guía para recuperar la gestión de los espacios colectivos del pueblo.
Los caleros son estructuras de fábrica donde se prepara la cal para su uso en el aislamiento y desinfección de las fachadas y para el abono de las tierras. Su utilización implicaba una compleja organización, tanto en la puesta en funcionamiento de los hornos como en el aprovechamiento de la madera necesaria para la quema.
En Lledías se trata de construcciones de mucha antigüedad. Como nos explica Santi existen referencias de ellas ya en el siglo XVIII. Y desde la asociación vecinal “El Güertín de Lledías” han llegado a documentar media docena de caleros en los terrenos del pueblo.
Estas estructuras están situadas en espacios comunales en el pie del monte y contaban con zonas colindantes cuyo uso estaba restringido al aprovechamiento del matorral para la quema en los hornos. Estos usos estaban perfectamente establecidos en los libros de acuerdos de concejo.
Aunque la fabricación de la cal se decidía de forma comunal, el proceso era realizado por vecinos especialistas en la técnica, para los que formaba parte de su actividad cotidiana.
No sólo las zonas bajas del monte eran aprovechadas en beneficio de todo el pueblo. Los vecinos y vecinas de Lledías empleaban los pastos de las áreas más altas como alimento para su ganado y rozaban las matas y helechos para mantenerlo seco en sus cuadras.
Explora en este vídeo 360º los antiguos caleros de Lledías
Los vídeos 360º ofrecen una experiencia inmersiva de presentar contenido audiovisual que permite explorar virtualmente un entorno en todas direcciones, ya sea hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados o hacia atrás. Puedes explorar el video utilizando controles interactivos, como arrastrar el ratón o mover el dispositivo móvil en la dirección deseada.