Rutas de la sabiduría comunitaria y concejil.
Caminos del buen gobierno y de la buena vecindad
LASTRES (Colunga)
La luneta vieja
43.51525, -5.27153
Hay dos lunetas en Lastres la vieja y la nueva, nos explica Julio Roza, una de las personas de la mar que más recuerdos atesora, que en la vieja era donde se reunían todos los pescadores para tomar decisiones en el tiempo en el que la palabra era la ley. Él recuerda que en la bodega donde iba a aprender a coser las redes, de niño, le explicaron que en la luneta vieja se reunían para decidir “si salían a la mar”, que era entonces la decisión más importante que había que tomar porque entonces no había cupos.
Si Iban a la mar, pescaban. Si podían venderlo lo vendían y si no podían venderlo, lo tiraban a la mar. Esa era la decisión, cuenta Julio: Se va o no se va. Y daba igual si alguno quería ir porque no podía. Aquella palabra era imborrable. Ahora hay que firmar tratados, hay que echar multas. Antes no echaban ni multas ni nada, pero la palabra era palabra. La palabra dada era palabra. Después de la guerra ya se formaron las cofradías y ya no intervenía la luneta.
De esa evolución a tiempos más recientes, donde se seguían manteniendo reuniones en La Luneta, reuniones preparatorias, ya no decisivas, nos habla Carlos Manso, secretario de la Cofradía de Pescadores de Lastres. Nos lo cuenta como si lo viera: Yo recuerdo cuando éramos pequeños que veníamos a jugar a esta luneta nueva, que era muy nueva. Recuerdo estar los niños ahí jugando y ellos ahí sentados hablando de sus cosas. No se de qué hablarían, pero yo recuerdo siempre la luneta llena de paisanos hablando. Para los de mi edad era la Moncloa. Allí se reunían los pescadores mayores, sobre todo. Quizás iniciaban los preparativos para las futuras reuniones oficiales que se celebraban en la biblioteca de la Casa del Pescador, que fue donde pasaron a tomarse las decisiones importantes en todo lo relacionado con la pesca y con la cofradía.