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LASTRES (Colunga)

La unión de Lastres, el pósito y la cofradía

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A principios del siglo XX La Unión de Lastres supuso un revulsivo muy importante para el pueblo. El gremio de pescadores pasaba a convertirse en una organización que integraba, además, a armadores, industriales de la pesca y personas del pueblo de Luces.

El artículo primero de sus estatutos ya señalaba que sus miembros se regirían por intereses sociales, económicos y a la vez culturales, nos cuenta Jesús Menéndez, quien fuera patrón mayor de la Cofradía de Pescadores.  Y fueron cubriendo poco a poco todas esas necesidades vitales para el pueblo. 

Determinan que La Unión de Lastres se dedicará, no solo al control de la pesca, a cómo funcionaría la compra venta, sino también a paliar otras necesidades sociales y culturales.  

Ven la necesidad de crear un lugar donde vender y hacen una primera rula, aunando esfuerzos para que los costes sean más baratos. Hacen unos tinglados donde se mete carbón para los barcos, gasoil o gasolina. Regulan de qué manera se puede pescar y dónde.

En 1914 contratan a un médico para la asistencia médica. Para mejorar en educación, contratan también a un maestro. Y paulatinamente fueron abordando los proyectos culturales que se propusieron. 

Yo estoy convencido, añade Jesús, que muchas de las cosas que surgieron y que aparecieron en este pueblo en aquella época hubiesen tardado años en llegar, muchos años.

Las actas de aquella Unión de Lastres reflejan cómo se discutió durante años si adherirse o no a los cambios que venían para convertir la entidad en El  Pósito de Pescadores. Así lo hicieron finalmente para constituir, entre otras muchas cosas, cooperativas. La cooperativa permitía tener acceso a aparejos más baratos, a combustibles más baratos, a una regulación mucho más efectiva en todos los aspectos.

Carlos Manso, secretario de la actual Cofradía, indica que donde más fuerza cogió la parte social fue en El Pósito y, sobre todo en la Cofradía. Siempre tuvo importancia la parte social, pero sobre todo y digamos que fundamentalmente donde cogió más fuerza y más representación fue en el periodo del Pósito a la Cofradía.

Ya tenían una organización parecida a la de la actual cofradía y desde el año 45 más o menos, que fue cuando ya la Cofradía adoptó esa personalidad jurídica, se reunían mínimo una vez al mes en la biblioteca de la Casa del Pescador. Allí se reunía la Junta Directiva democráticamente elegida con paridad: los mismos armadores que la misma parte social, los pescadores.

Allí se podían pasar tranquilamente horas y horas discutiendo los temas, resolviendo los problemas que afectaban a los pescadores y tomando decisiones de importante calado, no solo para la mar, sino para el devenir y para el funcionamiento del pueblo.

La Cofradía de Lastres, sobre todo a partir del año 80, resume Jesús Menéndez, fue perdiendo la autonomía que teníamos con respecto a nuestras decisiones de organización. No solo pasó en  Lastres sino en el resto de las cofradías. El Estatuto de Autonomía de Asturias reconoce a las cofradías como entidades a proteger por el propio Gobierno, por la propia administración regional, pero pasamos de tener una serie de funciones sociales, económicas y culturales a ser solo una entidad meramente informativa, colaboradora con la administración.

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