Rutas de la sabiduría comunitaria y concejil.
Caminos del buen gobierno y de la buena vecindad
PÁRAMO (Teverga)
Juntas vecinales
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Las juntas vecinales proporcionan un espacio para la participación, donde se pueden plantear ideas, sugerencias y soluciones para mejorar la calidad de vida en el pueblo. Son una forma de promover la colaboración y el trabajo en comunidad entre los vecinos, permitiendo que el pueblo se organice y tome decisiones colectivas sobre asuntos importantes. El punto de encuentro de estas reuniones es en el edificio de las escuelas y el centro social.
Aunque las necesidades han cambiado con el tiempo, aún persiste el deseo de ayudar e involucrar a todos los habitantes en la toma de decisiones sobre los asuntos que afectan a Páramo. Actualmente uno de los temas que más interés despierta en la comunidad es la importancia de revitalizar y dinamizar la zona.
Cuando la mayoría del pueblo se dedicaba principalmente a la ganadería y a las labores diarias, estas reuniones eran más frecuentes, ya que había una mayor cantidad de problemas que resolver en conjunto. El punto de encuentro para estas juntas era en “Trambosríos”. Previamente se avisaba a los vecinos casa por casa y el día de la junta se tocaban las campanas para avisar del comienzo.
Durante la primavera, se llevaban a cabo numerosas juntas para planificar trabajos como el mantenimiento de caminos, la reparación de puentes u otras infraestructuras, la limpieza de áreas afectadas por maleza, así como la organización de celebraciones.
Montes y camperas
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Los vecinos de Páramo recuerdan las subastas de madera como una de las principales fuentes de ingresos económicos para el pueblo. Cada cierto tiempo, la administración permitía la tala de árboles. Una parte del valor adquirido en subasta beneficiaba las finanzas de la parroquia y otra parte iba a los fondos de mejoras de la administración.
Antiguamente tanto el bosque como los pastizales estaban más controlados por los vecinos, quienes realizaban un mantenimiento constante. Había una mayor extensión de terreno para el pastoreo y las ovejas o cabras contribuían a mantener limpios los pastizales y las zonas forestales. Sin embargo, en la actualidad, la vegetación de monte y matorral ha aumentado, mientras que las áreas de pastizales han disminuido debido a la reducción del ganado ovino y caprino. Este cambio ha provocado la desaparición de muchas praderas donde antes crecía manzanilla.
Venciendo la nieve
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A día de hoy las nevadas no son tan intensas como solían ser tiempo atrás. Anteriormente, en esta zona era común enfrentarse a fuertes nevadas y los vecinos de Páramo, La Villa y La Focella se unían para despejar la nieve de los caminos y mantener abierto el paso del túnel de acceso para evitar que los pueblos quedaran incomunicados. Se coordinaban para determinar qué vecinos se encargarían de “espalar” [quitar la nieve con palas] durante el tiempo que fuera necesario.
Estos valles tienen pendientes pronunciadas y cuando la nieve se vuelve blanda, se desliza rápidamente por las laderas, provocando avalanchas que obstruyen el paso. La zona más problemática es la conocida como «La Estrechura», donde las rocas casi se unen y la carretera se estrecha.
Algunos vecinos recuerdan nevadas tan intensas que el túnel de acceso a Páramo quedaba completamente bloqueado. Pepe Luis Riesgo, quien también nos ha cedido estas fotos, nos cuenta que más recientemente, pagado por la empresa minera, conducía su camión para llevar a los vecinos a los que les tocaba “espalar” ese día la nieve.
La luz comunitaria y la central eléctrica
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Los pueblos de esta zona tuvieron cierto aislamiento de otras áreas del Concejo debido a la montaña rocosa que les rodean. Esto dio lugar a que los vecinos encontraran soluciones ingeniosas para obtener energía eléctrica. A través de una junta vecinal se acordó construir una central hidroeléctrica en colaboración entre los pueblos de Páramo, la Villa y La Focella. Esta central aprovechaba el agua del río mediante un «banzao» construido en el mismo río, El agua era canalizada hacia un depósito ubicado cerca del pueblo y luego, a través de tuberías, fluía hacia una turbina, generando así corriente.
Los vecinos se encargaban de regular el flujo de agua y acudían cada mañana activar paso de corriente hacia el pueblo y cortarlo por la noche. Con el transcurso del tiempo, se decidió instalar un motor que automatizó este proceso de encendido y apagado.
Este sistema se utilizó durante unos 60 años, hasta que en la década de los 80 una gran compañía eléctrica llegó a la zona y pasó a controlar el suministro eléctrico. La llegada de electricidad de manera continua al pueblo, dio lugar también al alumbrado público. Mediante una junta vecinal se decidió la ubicación de los puntos de luz del alumbrado del pueblo.
La escuela
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El edificio de la escuela, alberga actualmente el centro social.
La primera escuela del pueblo, estaba situada en un edificio conocido como «la casuca”. Esta escuela fue construida de manera colaborativa por los vecinos del pueblo, quienes contribuyeron con sus conocimientos en diversos oficios como carpintería y cantería, uniendo esfuerzos para proporcionar educación a los jóvenes de la comunidad.
La presencia de esta escuela en Páramo significó un importante beneficio, ya que evitó que los estudiantes tuvieran que recorrer largas distancias, especialmente durante los duros meses invernales, donde estaban expuestos al frío y a los peligros de los caminos.
Con el tiempo, el antiguo edificio, que albergó la escuela, y que aún se mantiene en pie en la actualidad, quedó en desuso y la actividad educativa se trasladó a la escuela que conocemos en la actualidad. A día de hoy, este edificio alberga diversas actividades, incluyendo las reuniones vecinales, donde se toman decisiones sobre los asuntos que afectan a Páramo.
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